El pañuelo
Vagos recuerdos de la época de guardería, pero entre ellos, uno con gran fuerza, yo, aferrada a la valla que daba a la calle, llorando a moco tendido, pidiendo a todos los abueletes que pasaban, que me llevaran a casa, recuerdo que les decía _Abuelo, llévame a casa con la mamá. No importaba cuantos pasaran, yo se lo pedía a todos. Recuerdo que me diste tu pañuelo de tela (por aquel entonces los Kleenex como que no) y me dijiste, no llores, ten, te dejo mi pañuelo.
Se que cogí la varicela o el sarampión o alguna de esas típicas enfermedades de la niñez que se pasan en la cama con jarabe y un termómetro amargándote el momento "Tebeo" cada dos por tres, y recuerdo perfectamente que cuando volví al cole tu me habías guardado sitio.
Desde entonces no dejamos de sentarnos juntos.
Desde entonces y hasta que tuvimos sentido de la higiene y la razón, siempre compartimos pañuelo.
Desde entonces tus colores fueron mis colores, y mis colores eran tuyos a veces.
Las tardes de verano eran increíbles, las pasábamos correteando de un extremo de pueblo al otro, riendo con historias que inventábamos y comiendo pipas en el muro del paseo. Tu me enseñaste a ir en bici, y no te importó que la acabara destrozando, siempre te sentiste orgulloso de haber sido el que lo lograra. Y nos costó muchos enfados, porque yo, siempre tan "Tauro" no admitía ciertos consejos :)
Las meriendas eran lo mejor, nada de bollerías chungas de esas, nosotros merendábamos nuestro pan con aceite, tomate y jamón. Siempre compitiendo para ver quien se lo comía antes, claro, con tu mandíbula de tiburón blanco no se podía competir.
Y fuimos creciendo siendo inseparables, tanto que cuando en algunas vacaciones debíamos separarnos, nos pasábamos la primera semana llorando todas las noches.
Tanto, que lo primero que hacíamos al llegar era buscar un teléfono para contarnos todo.
Tanto, que las vacaciones separados no eran vacaciones.
Tanto, que no importaba que estuvieses rodeado de personas estupendas, sino estábamos juntos no lo pasábamos bien.
Tanto, que nuestros padres decidieron tras dos intentos de vacaciones insufribles que las pasaríamos siempre juntos.
Tanto, que fuiste el hermano que nunca tuve.
Tanto, que la vida sin ti es una auténtica putada.
Con los años, la gente siempre hablaba de nosotros como el referente de amistad, nosotros siempre pensábamos que la gente en un pueblo se aburre mucho.
Te echo de menos una barbaridad, tanto como las primeras vacaciones separados, tanto como los días de sarampión o gripe.
Odio todo lo que tiene que ver con la palabra "Cáncer" de hecho, ni siquiera soporto a la gente de ese signo, no quiero saber absolutamente nada de cangrejos.
Porque por su culpa yo no puedo llamarte de madrugada y preguntarte si estás dormido cuando respondes con un soporífero _ Nines, que hora es?
Porque ya no puedo abrazarte y decirte que no dejes nunca de usar ese perfume.
Porque echo de menos tu voz y la seguridad que había en ella.
Porque yo sin ti estoy perdida.
Porque me querías muchísimo.
Porque yo te quería igual.
Porque tu me hacías reír cuando nada en este mundo me importaba.
Porque yo quería que te casaras e ir a mi primera boda gay.
Porque hubiese sido una dama de honor insuperable.
Porque me hubiese fastidiado no poder ir con vosotros de luna de miel.
Pasan los meses, y el impulso de coger el teléfono y marcar tu número a cualquier hora del día no desaparece.
A veces me paso horas viendo nuestras fotos, tenemos una vida y varias cajas llenas de Polaroids. Estoy haciendo una cosa muy chula con ellas, se que te gustaría, tu eras muy de detalles horteras :)
Nos acordamos todos mucho de ti, eres el protagonista en todas las comidas de domingo, cuando alguno se pone pesado o colorado por el vino, apoyo mi mano en la barbilla, ladeo la cabeza y miro tu silla, tan dolorosamente vacía, buscando esa complicidad que siempre y desde aquel pañuelo lleno de mocos verdes nos hizo tener, fue, nuestro pacto de hermanos, nada de cortes dramáticos, nada de manos chocando con un escupitajo en el medio, nosotros, con nuestra clase, sellamos una amistad a base de mocos.
Y esta canción, porque era especial.
Se que cogí la varicela o el sarampión o alguna de esas típicas enfermedades de la niñez que se pasan en la cama con jarabe y un termómetro amargándote el momento "Tebeo" cada dos por tres, y recuerdo perfectamente que cuando volví al cole tu me habías guardado sitio.
Desde entonces no dejamos de sentarnos juntos.
Desde entonces y hasta que tuvimos sentido de la higiene y la razón, siempre compartimos pañuelo.
Desde entonces tus colores fueron mis colores, y mis colores eran tuyos a veces.
Las tardes de verano eran increíbles, las pasábamos correteando de un extremo de pueblo al otro, riendo con historias que inventábamos y comiendo pipas en el muro del paseo. Tu me enseñaste a ir en bici, y no te importó que la acabara destrozando, siempre te sentiste orgulloso de haber sido el que lo lograra. Y nos costó muchos enfados, porque yo, siempre tan "Tauro" no admitía ciertos consejos :)
Las meriendas eran lo mejor, nada de bollerías chungas de esas, nosotros merendábamos nuestro pan con aceite, tomate y jamón. Siempre compitiendo para ver quien se lo comía antes, claro, con tu mandíbula de tiburón blanco no se podía competir.
Y fuimos creciendo siendo inseparables, tanto que cuando en algunas vacaciones debíamos separarnos, nos pasábamos la primera semana llorando todas las noches.
Tanto, que lo primero que hacíamos al llegar era buscar un teléfono para contarnos todo.
Tanto, que las vacaciones separados no eran vacaciones.
Tanto, que no importaba que estuvieses rodeado de personas estupendas, sino estábamos juntos no lo pasábamos bien.
Tanto, que nuestros padres decidieron tras dos intentos de vacaciones insufribles que las pasaríamos siempre juntos.
Tanto, que fuiste el hermano que nunca tuve.
Tanto, que la vida sin ti es una auténtica putada.
Con los años, la gente siempre hablaba de nosotros como el referente de amistad, nosotros siempre pensábamos que la gente en un pueblo se aburre mucho.
Te echo de menos una barbaridad, tanto como las primeras vacaciones separados, tanto como los días de sarampión o gripe.
Odio todo lo que tiene que ver con la palabra "Cáncer" de hecho, ni siquiera soporto a la gente de ese signo, no quiero saber absolutamente nada de cangrejos.
Porque por su culpa yo no puedo llamarte de madrugada y preguntarte si estás dormido cuando respondes con un soporífero _ Nines, que hora es?
Porque ya no puedo abrazarte y decirte que no dejes nunca de usar ese perfume.
Porque echo de menos tu voz y la seguridad que había en ella.
Porque yo sin ti estoy perdida.
Porque me querías muchísimo.
Porque yo te quería igual.
Porque tu me hacías reír cuando nada en este mundo me importaba.
Porque yo quería que te casaras e ir a mi primera boda gay.
Porque hubiese sido una dama de honor insuperable.
Porque me hubiese fastidiado no poder ir con vosotros de luna de miel.
Pasan los meses, y el impulso de coger el teléfono y marcar tu número a cualquier hora del día no desaparece.
A veces me paso horas viendo nuestras fotos, tenemos una vida y varias cajas llenas de Polaroids. Estoy haciendo una cosa muy chula con ellas, se que te gustaría, tu eras muy de detalles horteras :)
Nos acordamos todos mucho de ti, eres el protagonista en todas las comidas de domingo, cuando alguno se pone pesado o colorado por el vino, apoyo mi mano en la barbilla, ladeo la cabeza y miro tu silla, tan dolorosamente vacía, buscando esa complicidad que siempre y desde aquel pañuelo lleno de mocos verdes nos hizo tener, fue, nuestro pacto de hermanos, nada de cortes dramáticos, nada de manos chocando con un escupitajo en el medio, nosotros, con nuestra clase, sellamos una amistad a base de mocos.
Y esta canción, porque era especial.
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