Talón de Aquiles
Habéis escuchado cientos de veces aquella expresión típica de los errores, la de tropezar con la misma piedra una y otra vez, tanto que hasta le coges cariño y ahí, es donde reside realmente el problema. Vamos por partes.
La piedra, es un patrón, el error de siempre, la historia que siempre sale mal pero que no dejas de repetir. Ni siquiera es la misma persona, o el mismo hecho, pero tiene el mismo final, hacerte caer al abismo cada vez que te decides a dar el paso. Y aunque sepamos de antemano que es lo que va a suceder, y cual va a ser el final, vuelves a caer, y desde la perspectiva de los demás la solución es fácil, pero tu te empeñas en ver cosas que nadie más ve.
Te prohíbes pensar, de hecho tienes más que motivos suficientes para no volver a verle, pero la voluntad jamás te acompaña.
Basta un mensaje, un guiño, escuchar unos segundos su voz y olvidas todas las teorías, consejos, argumentos. Sabes que le amas y que no puedes luchar contra eso.
Decía una psicóloga el otro día que esta "piedra" es producto de lo poco que te quieres a ti misma, de lo poco que te respetas, decía también que el día que uno empieza a quererse de verdad, esa "piedra" desaparece, y que entonces ves que siempre te enamoras de personas que ni te consideran. Al parecer es un castigo que uno se inflige a si mismo, tu patrón.
Pues puede ser, pero también estoy segura de que esas "piedras" te enseñan más que cualquier enciclopedia, que se convierten en grandes maestros y que también en algún momento, te han hecho sentir más viva que en toda tu vida.
Porque te obligan a mirarte en los espejos de verdad, los que nunca mienten, los que nunca te dicen lo que quieres escuchar, y porque si esas piedras consiguen enseñarte la lección, las amarás hasta el fin de tus días sabiendo que algún día obstaculizaron tu camino por alguna razón.
Porque hay piedras que se convierten en príncipes, a veces, es solo cuestión de tiempo.
Otras, se convierten en parte de un paisaje, en parte de un momento que duró lo que tuvo que durar, lo justo para que tu aprendieras lo que no quieres tener en tu vida.
Así pues hay que darle la vuelta a las malas tortillas, y pensar que la vida trata de levantarse y aprender. Y lo malo, te enseña mucho más que lo bueno. Así que, alegrémonos de andar entre piedras, eso solo puede significar que seguimos vivos.
La piedra, es un patrón, el error de siempre, la historia que siempre sale mal pero que no dejas de repetir. Ni siquiera es la misma persona, o el mismo hecho, pero tiene el mismo final, hacerte caer al abismo cada vez que te decides a dar el paso. Y aunque sepamos de antemano que es lo que va a suceder, y cual va a ser el final, vuelves a caer, y desde la perspectiva de los demás la solución es fácil, pero tu te empeñas en ver cosas que nadie más ve.
Te prohíbes pensar, de hecho tienes más que motivos suficientes para no volver a verle, pero la voluntad jamás te acompaña.
Basta un mensaje, un guiño, escuchar unos segundos su voz y olvidas todas las teorías, consejos, argumentos. Sabes que le amas y que no puedes luchar contra eso.
Decía una psicóloga el otro día que esta "piedra" es producto de lo poco que te quieres a ti misma, de lo poco que te respetas, decía también que el día que uno empieza a quererse de verdad, esa "piedra" desaparece, y que entonces ves que siempre te enamoras de personas que ni te consideran. Al parecer es un castigo que uno se inflige a si mismo, tu patrón.
Pues puede ser, pero también estoy segura de que esas "piedras" te enseñan más que cualquier enciclopedia, que se convierten en grandes maestros y que también en algún momento, te han hecho sentir más viva que en toda tu vida.
Porque te obligan a mirarte en los espejos de verdad, los que nunca mienten, los que nunca te dicen lo que quieres escuchar, y porque si esas piedras consiguen enseñarte la lección, las amarás hasta el fin de tus días sabiendo que algún día obstaculizaron tu camino por alguna razón.
Porque hay piedras que se convierten en príncipes, a veces, es solo cuestión de tiempo.
Otras, se convierten en parte de un paisaje, en parte de un momento que duró lo que tuvo que durar, lo justo para que tu aprendieras lo que no quieres tener en tu vida.
Buuufff, avui has tocat un tema que a mi m'ha ocupat mils de millons de hores de pensaments. I bo, pots tindre mil teories i totes certes, pero la gent que ens deixem dur pels sentiments, no deixarem mai de tropeçar en la pedra. Estic molt dacord en aixo que ens fa sentirme viu, tambe et dic que al principi d'estar enamorat estas en un estat algo incomode perque d'alguna manera perds la teua forma de ser, perque te involucras molt per a que funcione be la cosa i te centres mes en intentar saber que li agrada a la altra persona q mostrarli el que a tu t'agrada i t'apasiona i no ensenyes reialment com ets tu.
ResponderEliminarSi, estic d´acord Xavi, tal volta el millor es arriesgar sense perdre la propia identitat. Un beset
Eliminarestamos rodeados de ellas querida, a menos que aceptemos que lo que tenemos que hacer es asfaltar el camino y allanar nuestros impulsos y lo que peor: aceptar que va a ser difícil hacerlo. La madre de todos los progresos y evoluciones, siempre va a ser la aceptación, que es directamente proporcional a la voluntad. bonito post querida que tenga usted buenos días :D
ResponderEliminarAsfaltemos pues ;)) Mil gracias Rober! Un beso
EliminarPues no sé si odiar o amar esas piedras. No sé que me han enseñado pero juraría que siempre me topo con la misma. Una vez, y otra, y otra... Rubia, morena de Málaga o de Madagascar, pero ahí están siempre. Y será que no aprendo pero siento que me impiden avanzar porque o me quedo quieto o cuando empiezo a andar tropiezo. Y duele. Y no sale callo ni nada. Siempre duele como si el corazón estuviera en carne viva.
ResponderEliminarBesos querida Angels
Te entiendo tan bien Dani! Y la experiencia en estos casos nunca suele ser un grado, y duele, duele muchísimo, como si fuesen un montón de primeras veces reunidos en una piedra. Pero hay que seguir, quizá más adelante hayan menos ;) Besos!!!
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