Turistas

Llenar una maleta y salir de tu casa sabiendo que vas a volver con un montón de experiencias nuevas, es una de las mejores cosas de la vida.
Aprender de otras culturas, impregnarte de su estilo de vida, convivir con nuevas experiencias gastronómicas, nuevos paisajes, colores distintos.

Viajar, es como leer, algo necesario para saber quién eres y quién quieres llegar a ser.
Y como siempre suelen haber "Peros" en esta vida, también hay uno que subrayar a la hora de viajar,  y es "El turista".

Este curioso espécimen, puede llegar a avergonzarte y mucho si coincide contigo en un viaje.
Por ejemplo, las ventanas del avión no se abren, no lo hacen y punto, no es que tengamos miedo a despeinarnos o a coger un resfriado, es que amigo, créame que si lo hacen tendríamos un problema y de los gordos.
Es importante aplicar aquel refrán que dice, allá donde fueres, haz lo que vieres (o algo así) es decir, no pidas una paella en París, ni unas lentejas en Praga, tampoco un bocadillo de jamón en Marrakech ( aquí conviene recordarlo especialmente :P)

No os metáis en las tiendas de souvenirs  de esa forma salvaje y compulsiva, como si no hubiera un mañana, nada bueno puede salir de esta experiencia.

No es necesario ir a visitar la ciudad con un equipamiento digno de invadir Afganistán, no pasa nada si no lleváis unos calcetines de repuesto, los antigripales, los antiácidos, el Relec, tiritas, laca para el pelo, champú en spray, cuerda, lentillas de colores, la cantimplora. A veces vivir peligrosamente tiene una parte muy divertida. Intentadlo.

Piensa que si estás fuera de casa, es normal que todo sea distinto, es cuestión de aceptar que probablemente no te servirán tu cerveza preferida, que comerás cosas distintas y que los conductores respetaran los pasos de cebra.

Y por favor, por favor, por favor, basta de fotos sujetando la Torre Pisa, no no y no. Y sobre todo, no lleves la cámara colgada del cuello, no eres nipón, eres el embajador español te guste o no.

No lleves la pulserita fosforita del "todo incluido" no la lleves y punto. Si  no eres estudiante, si no vas por la calle bebiendo las copas a través de un embudo, si no estás rojo gamba, si no llevas calcetines blancos con sandalias marrones, no te pongas esa pulserita.

Ni mochilas rosas ni riñoneras, no lo hagas, piensa que alguna vez en tu vida, tuviste buen gusto y dignidad. Los que te rodean te lo agradecerán.

Recuerda que cuando estés en un restaurante debes dejar propina, y a ser posible superior a 2 céntimos. También conviene recordar que no puedes hablar a voces, ni pedir sangría.

Señores turistas traten de recordar alguna de estas recomendaciones, más que nada para que disfruten y dejen disfrutar al que viaja en lugar de hacer turismo. Y abróchense los cinturones.
Bon voyage.