Ser o no ser
Ser libre o no serlo.
Ser capaz de cambiar cosas o no serlo.
Ser lo que tu esperas o lo que yo quiero.
Ser una sombra o ser luz.
Ser capaz o tener miedo.
Ser distinta o ser igual.
Ser lo que dicen o lo que tu ves.
Ser bueno o no serlo.
Ser mejor o ser peor.
Ser el mejor compañero o no serlo.
Ser cómplice o ser testigo.
Ser el mejor o ser del montón.
Ser brillante o ser lamentable.
Ser lo que sueñas o lo que envidias.
Ser tuya o no ser de nadie.
No era difícil convivir, era incluso cómodo. Nadie invadía el espacio del otro, nadie preguntaba al otro si iba a volver para cenar, no habían preguntas porque se conocían todas las respuestas. Y los días pasaban siendo cada uno de ellos igual que el anterior, se conocían las frases protocolarias que iban a intercambiarse por necesidad, se anticipan las respuestas, nadie sorprendía a nadie, todo latía en la misma frecuencia, no habían picos, era un electrocardiograma plano, y lo más duro es que ambos lo sabíamos.
Una muerte en vida.
Una soledad en compañía.
Un vacío en el alma.
Y ni rastro del valor que siempre nos había acompañado, las decisiones que tan sabiamente habíamos tomado en aquella fría tarde de enero y depositado con todo el cuidado del mundo encima de aquella mesa y dentro del sobre verde, no conseguían salir.
Ser una pareja o ser dos personas.
Ser valientes o no serlo.
Ser conscientes o no serlo.
Ser nosotros o ser aquellos.
Tal vez confiábamos en que el paso del tiempo actuaría por nosotros, tal vez no éramos tan valientes como creíamos, tal vez nos queríamos, tal vez solo nos quedaba eso.
Sabiendo que la peor soledad no es la que se elige sino la que se tiene estando acompañado, decidimos preguntarnos si necesitamos algo del supermercado, y si hay más ropa blanca para lavar.
Ser sonrisa o ser lágrima.
Ser motivo o no serlo.
Ser parte de algo o no serlo.
Ser yo o ser tu.
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