Simple days
Por la ventana empiezan a dibujarse formas que trato de adivinar, de pequeña lo hacía mucho, me tumbaba en el suelo e identificaba decenas de objetos, animales e incluso bellos rostros que se esculpían en las densas nubes. Se movían tan deprisa que mis hallazgos duraban poquísimo, y las formas se desdibujaban con la misma rapidez que se habían formado, cuanta imaginación, confieso que aun me dura, sin ella, es imposible escribir a diario a no ser que seas periodista y no es para nada mi caso ;)
El cielo está especialmente bonito, es hoy un lienzo celeste repleto de palomitas blancas, el sol le aporta brillo y calidez, creando unas sombras alargadas en las que todo invita a jugar al escondite y una gaviota curiosa otea el interior sin alejarse demasiado de su amada costa, todo ello le confiere una perfección casi absoluta al momento.
Hoy la felicidad está en su punto álgido y mi corazón, tan llenito y contento tiene mucho que ver en eso.
Me gusta como me siento cuando estoy contigo.
Me gusta que el tiempo se escapa porque eso siempre ha sido buena señal.
Me gusta que me rodees con tus brazos y que quiera quedarme a vivir entre ellos.
Me gusta la ausencia de planificación y el "que vaya surgiendo".
Me gusta que te pongas nervioso cuando me miras.
Me gusta pasear de tu mano y sonreír sin que me veas.
Me gusta sentarme en el banco de la cocina y que me beses cada vez que coges un plato.
Me gusta que me cargues en tu espalda y salgamos corriendo.
Me gusta pensarte cuando no estoy contigo.
La mañana transcurre tranquila, el cartel de "Cerrado por vacaciones" está preparado y listo para colgarse en breve, me apetece tanto desconectar de todo por unos días, lo considero vital para cargar un poco las pilas, mil ganas de sentir y de hacerlo al máximo.
Ha sido un año difícil, cada día es un reto y requiere capacidad y concentración máxima, la vida es bella, si, lo sabemos y os lo recuerdo a diario, pero uno debe estar fuerte para la lucha de vivirla plenamente, sólo así se puede disfrutar de la belleza que nos regalan en pequeñas dosis, en frutas rojas que coges de un verde y hermoso árbol al que podríamos llamar camino.
Te cuelas en mi cabeza, no es extraño, no lo es en absoluto, sonrío para mis adentros porque el exterior refleja un labio apretado y una lágrima larga que resbala, pronto hará un año que te fuiste, y echo de menos tu voz una barbaridad, que extraño resulta saber que no vas a volver a escuchar la voz de alguien que fue tan importante en tu vida, que injustas y extrañas las ausencias perennes, las tardes de los primeros días de invierno sin que estrenes la primera bufanda tejida de la temporada, que largos los días que no puedes calmar, que fácil era que me durmiera escuchándote, recuerdo que siempre me decías que para qué te pedía que me explicaras historias si no duraba despierta ni cinco minutos, tú siempre fuiste muy terapéutico querido.
También te cuelas tú abuela, hoy os habéis propuesto que mi rímel no llegue vivo a la noche, sigues viviendo en cada sístole de mi corazón, tu nombre tatuado ahí, para siempre, recordándome que amar es lo más grande, y como eso me lo enseñaste tú, pues vives ahí, entre aurículas y ventrículos.
Me refugio en la cala de siempre, de pie, con la vista perdida en el eterno azul, me abrazo y cierro los ojos, la brisa me salpica las mejillas de sal y vida, las olas rompiendo suaves y armónicas en mis pies, me invade una felicidad que amenaza con levitarlo todo, te pienso, me acuerdo, sonrío, te quiero.
El cielo está especialmente bonito, es hoy un lienzo celeste repleto de palomitas blancas, el sol le aporta brillo y calidez, creando unas sombras alargadas en las que todo invita a jugar al escondite y una gaviota curiosa otea el interior sin alejarse demasiado de su amada costa, todo ello le confiere una perfección casi absoluta al momento.
Hoy la felicidad está en su punto álgido y mi corazón, tan llenito y contento tiene mucho que ver en eso.
Me gusta como me siento cuando estoy contigo.
Me gusta que el tiempo se escapa porque eso siempre ha sido buena señal.
Me gusta que me rodees con tus brazos y que quiera quedarme a vivir entre ellos.
Me gusta la ausencia de planificación y el "que vaya surgiendo".
Me gusta que te pongas nervioso cuando me miras.
Me gusta pasear de tu mano y sonreír sin que me veas.
Me gusta sentarme en el banco de la cocina y que me beses cada vez que coges un plato.
Me gusta que me cargues en tu espalda y salgamos corriendo.
Me gusta pensarte cuando no estoy contigo.
La mañana transcurre tranquila, el cartel de "Cerrado por vacaciones" está preparado y listo para colgarse en breve, me apetece tanto desconectar de todo por unos días, lo considero vital para cargar un poco las pilas, mil ganas de sentir y de hacerlo al máximo.
Ha sido un año difícil, cada día es un reto y requiere capacidad y concentración máxima, la vida es bella, si, lo sabemos y os lo recuerdo a diario, pero uno debe estar fuerte para la lucha de vivirla plenamente, sólo así se puede disfrutar de la belleza que nos regalan en pequeñas dosis, en frutas rojas que coges de un verde y hermoso árbol al que podríamos llamar camino.
Te cuelas en mi cabeza, no es extraño, no lo es en absoluto, sonrío para mis adentros porque el exterior refleja un labio apretado y una lágrima larga que resbala, pronto hará un año que te fuiste, y echo de menos tu voz una barbaridad, que extraño resulta saber que no vas a volver a escuchar la voz de alguien que fue tan importante en tu vida, que injustas y extrañas las ausencias perennes, las tardes de los primeros días de invierno sin que estrenes la primera bufanda tejida de la temporada, que largos los días que no puedes calmar, que fácil era que me durmiera escuchándote, recuerdo que siempre me decías que para qué te pedía que me explicaras historias si no duraba despierta ni cinco minutos, tú siempre fuiste muy terapéutico querido.
También te cuelas tú abuela, hoy os habéis propuesto que mi rímel no llegue vivo a la noche, sigues viviendo en cada sístole de mi corazón, tu nombre tatuado ahí, para siempre, recordándome que amar es lo más grande, y como eso me lo enseñaste tú, pues vives ahí, entre aurículas y ventrículos.
Me refugio en la cala de siempre, de pie, con la vista perdida en el eterno azul, me abrazo y cierro los ojos, la brisa me salpica las mejillas de sal y vida, las olas rompiendo suaves y armónicas en mis pies, me invade una felicidad que amenaza con levitarlo todo, te pienso, me acuerdo, sonrío, te quiero.
Hay días en que todo se conjura para que lleguen recuerdos y viviencias, sin buscarlos, sin esperarlos.
ResponderEliminarY aunque sí que llegan a hacer derramar una lágrima, es en muchas ocasiones provocada por una mezcla de tristeza y de alegría.
Me ha gustado mucho tu entrada, y en ocasiones me siento identificado con lo que cuentas en ella.
Un saludo
Hola Alf, si, estoy de acuerdo con lo que dices, suelen ser lágrimas agridulces con fondo de sonrisa :)
EliminarMe alegra mucho, gracias por pasar por aquí. Un saludo