Haciendo balance

Se va otro año, qué deprisa ha pasado, es increíble la velocidad del tiempo en manos temblorosas, sencillamente, vuela.
Recuerdo los pensamientos que acumulaba hace casi un año, el deseo de que algunas cosas cambiaran, el firme propósito de no volver a equivocarme en otras y las ganas de seguir aprendiendo y evolucionando, recuerdo también que al año nuevo le pedía un poco más de tranquilidad, paz y sosiego.


Ha sido un año de pérdidas importantes, te he perdido a ti abuela, una tibia madrugada de mediados de junio te despedías de un mundo que te había quitado tantas y tantas cosas, decías adiós con tu porte y elegancia, en silencio, mientras todos dormíamos, de puntillas y dándonos un beso en la frente, como para no querer despertarnos. Te echo de menos cada día, añoro nuestras conversaciones y las largas horas que pasábamos en la cocina, añoro tu presencia y me hace tanta falta poder coger tu mano.


A finales de mayo se fue Kenya, mi querida perra valiente y buena, apenas estuviste un año y medio con nosotros, pero sé que al menos te marchaste de este mundo sabiendo qué significaba vivir en un hogar lleno de amor y ser parte de una familia, en donde nadie te maltrata, en donde hay comida y duermes protegida de la lluvia y el frío, un insignificante mosquito acabó con tu vida en menos de quince días, 3 años son muy pocos, te merecías mucho más. Hasta siempre mi chiquitina.

 
También se fueron las historias vacías, las que carecían de sentido, la fragilidad de un alma que se halla perdida confiando en aquello que carece de estructura, en casas de paja al encuentro de la peor tormenta, se fue todo lo que no merecía quedarse, incluso tú.

El año siguió avanzando ajeno a todos, ajeno al dolor, a la decepción, al llanto, al miedo, a la incertidumbre, a la rabia, a la locura, a la mentira, al sinsabor, ajeno a la tormenta que rasga cielos azules y derriba esperanzas rosas, ajeno a todo lo que se espera y a lo que uno cree merecer.
Y sale el sol, porque siempre acaba encontrando la forma de aparecer y mejorarlo todo, porque no hay mal que cien años dure y francamente tampoco cuerpo que lo aguante. Y brilla, y lo hace como si jamás hubiera existido una sombra, como si nunca nos hubiese faltado su luz y calor, y todo cambia.

 
Gracias Bertrand, seguimos echándole de menos, seguimos llorando su ausencia, pero empezamos a sonreír recordándole en cada cosa que hacía, en cada frase que empezaba en español y acababa en francés, nos sentimos tan orgullosos de haber coincidido con él en esta vida que no podemos más que sentirnos felices de haberle tenido. Te quiero.


Gracias a mis amigos por haber estado en cada uno de los problemas surgidos con una solución en la mano y un café en la otra, sois mi razón de ser, os quiero.
Gracias a mi familia que me sigue enseñando el valor de las cosas, que me sigue regalando lecciones que harán de mi una mejor persona, gracias por las palabras que no nos hemos dicho, gracias por ser y estar, os quiero.


Gracias a ese ser que aparece para convertir tu vida en un sueño que no se difumina con los primeros rayos de sol, por la ilusión, por la alegría, por las ganas de todo , por el deseo de permanecer a tu lado, por el día a día, por las múltiples ocasiones en las que sonreímos con el alma, por tu bondad, por darme tanto, por hablar el mismo idioma y entendernos sin mirarnos, te quiero, te amo.

 
Estoy preparada para almacenar la caja del 2014 en la estantería de mi vida, sabiendo que no solo fue un año de pérdidas, si no que también fue un año de logros, de retos, de motivaciones y superaciones, un año lleno de personas maravillosas que han ido apareciendo y ahora son parte importante de mi vida, un año repleto de risas, de tardes de vino y libros, un año de amor, de esperanza, de posibilidades y grandes personas.



No pido nada para el nuevo, solo quiero poder estar aquí, contándoos lo fácil que es hacer magia y convertirse en embajadora de la felicidad, como dice mi querido amigo Pedro, con las pequeñas grandes cosas de esta tan bella vida.

Os deseo lo mejor, que se cumplan vuestros sueños, que se olviden los malos momentos, que sigamos aprendiendo y que nunca dejemos de soñar sabiendo que se empieza a hacer real cuando abrimos los ojos.
Feliz año nuevo, os quiere, La Vida Es Bella.







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