La lluvia

No sabría explicar muy bien la razón, o tal vez si, la cuestión es que la lluvia produce un efecto increíblemente mágico en mi.
Para empezar, no utilizo paraguas, los detesto profundamente, porque choco contra todo el mundo, me quedo encallada en callejones y soy un auténtico peligro con uno en las manos, además, a mi, me gusta mojarme.


Y al contrario que a mucha gente, a mi me dan ganas de hacer mil cosas cuando llueve.
Salir a pasear por el campo y oler la tierra mojada, ese olor a naturaleza, a vida, a metal, a flor, a sal, y contemplar ese verde tan increíble que adquieren los agradecidos árboles.


Me gusta a rabiar salir a fotografiarlo todo, es como si la gente se acelerara, como si la ciudad adquiriera de repente otro ritmo, marcado únicamente por el miedo a mojarse.

 
 
 Mujeres en los portales empapándose los pies pero protegiendo sus permanentes, señores resguardando los periódicos como si de tesoros se tratara. Niños envueltos en veinte impermeables y dos paraguas, perros disfrazados de Superman.
Y tras los cristales, esas miradas perdidas, de reflexión, de preocupación, de nervios, de calma. Pensamientos que se agolpan y que la lluvia exterioriza. Tristeza que brota solo porque el agua está presente.
La lluvia es buena amiga de los amantes, ayuda a que los besos en los portales sean más duraderos, a que el "te llevo a casa" propicie un café, o una cena, o tal vez una sesión de cine.


La lluvia intensifica las despedidas, y es cómplice de las risas por haberse empapado al llegar. Y los besos bajo ella, insuperables.

Uno de los pequeños grandes placeres de un viernes noche, que ya sabéis son mis favoritas es estar en casa, al abrigo de una chimenea, acompañada por unas velas, envuelta por las notas de una guitarra, y mecida por un vino y que la lluvia lo eleve todo a un plano superior, convirtiendo lo cotidiano en pura magia.
 Mi Dios de las pequeñas cosas, soy así, con eso me basta, con eso soy feliz.

Y algunas tardes, cuando el cielo ha empezado a llenarse de plomo y añil, cuando las nubes conspiran juntas, cuando el sol se esconde en los cuarteles impermeables, cuando el aire huele a nardos y la luz es cada vez menos blanca, yo, sonrío como una colegiala frente a un bote de Nocilla y pienso en lo mucho que voy a disfrutar mojándome como si no hubiera un mañana. Os diría que bebo preparados lácteos de esos que venden cosas que no necesitas, pero no, os confieso que la actitud es lo único que aumenta o desciende las defensas, pero ese, será otro post.





Comentarios

  1. ¡Excelente! Y precioso... por fin alguien que opina así y lo dice abiertamente =)

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  2. La lluvia rejuvenece. Es un elemento purificador, de limpieza que arrastra elementos y trae nuevos. En donde podemos ver eso con mñas facilidad es en las plantas. El agua de riego las alimenta, pero el agua de lluvia es como si le otorgara a las plantas un brillo mágico, una patina de viveza muy especial. Brillan como las estrellas en las noches de absoluto raso.
    Tus palabras destilaban romanticismo.

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    Respuestas
    1. Soy una enamorada de la lluvia, que se le va a hacer :)

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    2. Por eso te hablo de la lluvia como bendición natural. No somos capaces de valorar su importancia.

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  3. La lluvia es el germen de la vida y los que estamos vivos así lo sentimos. Gracias por este bello Post Angels.

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