Las horas lentas

Las horas en un hospital transcurren lentas, exasperantes, inquietas, impacientes.
Dentro de un hospital existe un mundo con ritmo propio, todo transcurre a cámara lenta, y la incertidumbre y el miedo siempre te acompañan.
Me desagrada profundamente la falta de intimidad para poder hacer y deshacer sin que alguien entre de repente y te vea el trasero (los camisones dan para cuatro post) así como el no poder quejarte a gusto por no despertar a la de al lado.
Más allá de estas nimiedades, las horas en un hospital pasan desconcertantes, con la meta puesta en un "Ya os podéis ir a casa" que a veces no llega.

Y pienso en lo poco que te gusta estar en esa cama. Pienso que si tuvieras consciencia de tu situación ya hubiésemos tenido una seria charla sobre la "dignidad". Pienso que eres lo más grande, no solo por aguantar, que también, sino porque nunca te quejas de nada, no importa lo mucho o poco que te duela, tu, nunca protestas.
Consciente de que el final llega para todos, no me resigno a pensar que no voy a poder tenerte un otoño más, que quizás este año no celebraremos los cumpleaños juntas, y eso me mata más de lo que tu te mueres.
Las horas siguen su curso, aunque a mi no me lo parece, solo cuando alguna enfermera entra y me despabila del medio adormecimiento, te miro a ti y luego al reloj y pienso que has superado la noche.
Con el cuarto o quinto o sexto café (también se pierde la cuenta de ellos) me voy al ventanal y miro como empieza a despertar la ciudad, los primeros coches que estrenan las calles aun somnolientas, las primeras luces de las viviendas vecinas corresponden mayoritariamente a cocinas, así que el café nos une de una forma un tanto irracional. Los primeros rayos de sol se filtran aun perezosos, haciendo que la noche pierda su luto, la luna, un tanto cansada ya, empieza a retirarse, un guiño rápido al astro rey y se despide por hoy.

Recuerdo nuestros viajes y lo poco que me gustaba madrugar, recuerdo que entrabas emocionada a mi habitación diciendo de la forma más enérgica y cruel que uno puede soportar a las cinco de la mañana "Vamos a perder el treeeen".
Recuerdo tu orgullo por mi compañía.
Recuerdo ese bolso-maleta tuyo al más puro estilo Mary Poppins y la de cosas que cabían en él.

He viajado con muchas personas, he hecho viajes absolutamente fantásticos, pero te aseguro que ninguno tan especial como los que nosotras realizábamos.

 
Me pregunto si escucharás alguna palabra de las que te digo, a veces creo que aprieto tu mano demasiado fuerte, es una forma de decirte despierta. Me gusta leerte, porque se que eso te encanta, a veces te hablo de fútbol, otras te hablo de recetas de cocina que me muero por hacer, otras criticamos a la Infanta y a este circo de país que permite que ladrones sigan chupando del bote.

Debo confesarte que tengo un miedo atroz a regresar y no encontrarte, me aterra buscar la sentencia en la cara de los que aquí estamos, por eso nunca les miro a los ojos cuando llego, por eso solo busco tu rostro al entrar en la habitación.
Te habré dicho suficientes veces que te quiero?
Te habré agradecido bastante todo lo que has hecho por mi?
Todos tus valores que ahora son míos?

La noche es larga, y hoy las horas si que no pasan, y tras ese incontable café me decido a dar un paseo por alguna planta extraña. Uno hace muchos amigos en un hospital, digamos que el tiempo favorece a ello, también el hecho de que uno necesita comunicarse, desahogarse a veces y otras llorar con alguien. Cuando eso sucede me dirijo siempre a la planta de maternidad, allí me siento inmediatamente mejor, aquellas caritas, aquellos primeros alientos de vida me recuerdan que todo pasa y que la vida tiene esas dos caras, siempre formando parte de la misma moneda.

 
 
 
 





Comentarios

  1. En esos casos el tiempo es como el caracol andando su senda. Espero que esa persona no tenga que dejarte, pero si lo hace recuerda todo aquello que te enseño, todas las cosas buenas y positivas que te ha inculcado. Simplemente acepta y con una sonrisa libera tu espíritu de la carga del dolor. Sólo piensa en que no se va porque siempre estará en ti, en todas las cosas que te ha enseñado. Es un alivio cuando aceptas porque el cuerpo se sumerge en un descanso infinito producido por el amor.

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    1. Tienes muchísima razón, pero cuesta taaaanto :)

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    2. Sí, es un proceso muy largo y requiere mucho trabajo. Desde la meditación te puede ayudar mucho.

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