Nadie
Mi padre, que aparte de Papá es siempre un buen amigo y consejero, me mandó una carta que contenía lo que os dejo a continuación, no se de dónde lo sacó ni de quién es, pero os aseguro que me hizo pensar y mucho, no sólo por el contenido que es absolutamente fantástico, sino porque el hecho de que me llegara una carta que no fuese algo para pagar, o algo para comprar me hizo muy feliz.
Porque recuerdo la época de cartas, de mirar con recelo el buzón a ver si te habían escrito, la ilusión, la añoranza de ese tiempo pasado que en algunas cosas si era mucho mejor.
Porque nos escribíamos cuando teníamos ganas de verdad.
Porque nos echábamos de menos.
Porque pasaban días sin saber.
Porque cada carta era lo mejor de la semana.
Porque algo tan pequeño nos hacía muy felices.
Así que comparto con vosotros el contenido de esa carta.
Espero que os guste.
"Nadie alcanza la meta con un solo intento,
ni perfecciona la vida
con una sola rectificación,
ni alcanza altura con un solo vuelo.
Nadie camina la vida sin haber
pisado en falso muchas veces.
Nadie recoge cosechas sin probar muchos sabores,
enterrar muchas semillas y abonar mucha tierra.
Nadie mira la vida sin acobardarse en muchas ocasiones,
ni se mete en el barco sin temerle a la tempestad,
ni llega al puerto sin remar muchas veces.
Nadie siente el amor sin probar sus lágrimas,
ni recoge rosas sin sentir sus espinas.
Nadie hace obras
sin martillar sobre su edificio,
ni cultiva amistad sin renunciar a si mismo.
Nadie llega a la otra orilla
sin haber ido haciendo puentes para pasar.
Nadie puede juzgar sin conocer primero su propia debilidad.
Nadie consigue su ideal sin haber pensado muchas veces
que perseguía un imposible.
Nadie reconoce la oportunidad hasta que
esta pasa por su lado y la deja ir.
Nadie debe vivir sin cambiar,
ver cosas nuevas,
experimentar otras sensaciones,
y tener la capacidad de corregir sus errores.
Nadie tiene el derecho de consumir
el amor o la amistad de las personas
si uno mismo no la produce.
Nadie puede intercambiar un apretón
de manos con el puño cerrado".
Porque recuerdo la época de cartas, de mirar con recelo el buzón a ver si te habían escrito, la ilusión, la añoranza de ese tiempo pasado que en algunas cosas si era mucho mejor.
Porque nos escribíamos cuando teníamos ganas de verdad.
Porque nos echábamos de menos.
Porque pasaban días sin saber.
Porque cada carta era lo mejor de la semana.
Porque algo tan pequeño nos hacía muy felices.
Así que comparto con vosotros el contenido de esa carta.
Espero que os guste.
"Nadie alcanza la meta con un solo intento,
ni perfecciona la vida
con una sola rectificación,
ni alcanza altura con un solo vuelo.
Nadie camina la vida sin haber
pisado en falso muchas veces.
Nadie recoge cosechas sin probar muchos sabores,
enterrar muchas semillas y abonar mucha tierra.
Nadie mira la vida sin acobardarse en muchas ocasiones,
ni se mete en el barco sin temerle a la tempestad,
ni llega al puerto sin remar muchas veces.
Nadie siente el amor sin probar sus lágrimas,
ni recoge rosas sin sentir sus espinas.
Nadie hace obras
sin martillar sobre su edificio,
ni cultiva amistad sin renunciar a si mismo.
Nadie llega a la otra orilla
sin haber ido haciendo puentes para pasar.
Nadie puede juzgar sin conocer primero su propia debilidad.
Nadie consigue su ideal sin haber pensado muchas veces
que perseguía un imposible.
Nadie reconoce la oportunidad hasta que
esta pasa por su lado y la deja ir.
Nadie debe vivir sin cambiar,
ver cosas nuevas,
experimentar otras sensaciones,
y tener la capacidad de corregir sus errores.
Nadie tiene el derecho de consumir
el amor o la amistad de las personas
si uno mismo no la produce.
Nadie puede intercambiar un apretón
de manos con el puño cerrado".
echo de menos el tiempo en el que recibir una carta era una tímida muestra de cariño; aunque no está del todo mal tener la tecnología de nuestra parte, siempre echaré de menos la emotividad de la tinta y el papel... que grande tu padre ;-)
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