La sirena sin voz

Dos personas se conocen.
Y sucede lo previsto.
Y el desamor, que también estaba previsto aflora.


Sin ser esto una historia de amor, los síntomas son de lo más parecidos, y no sé que tenemos, no se si tendremos algo más allá de unos mensajes de texto de vez en cuando.
 Y eso sabe a poco cuando se quiere, sabe a derrota y de las amargas. Sabe a esos dos besos desangelados que se dan en la mejilla tras haber compartido una vida.
 Existe una desalineación profunda de chacras, un karma alterado, existen unas 12555 razones por las que no seguir y ni siquiera pensar, pero cuando el corazón late duele mucho silenciarlo.


Y no se sabe que es lo que hay que hacer, de verdad que no, al parecer en estos casos la gente suele aconsejar que te fíes del corazón, que precintes la boca del cerebro y que no intentas analizar nada, por eso supongo, que no acabamos de cerrar las puertas del todo.

Y aparece un miedo enorme a no volver a sentir lo vivido, a comparar a todas las personas que vengan detrás, a recordar con dolor.
Uno palpa el vacío, y tras el paso del tiempo se aprende a convivir con él, sabes que está ahí, entre el corazón y el ombligo, pellizcando de vez en cuando para recordarte que aun duele, y que seguirá doliendo hasta que estés lo bastante fuerte como para cerrar ese libro y dejarlo en la estantería junto a los demás libros que algún día leíste con toda la intención del mundo, pero que llegaron a su fin, y están ahí todos juntos para recordarte que la vida son libros leídos y lecciones aprendidas.
Pero duele.
Y tras mucho pensar, tras muchas sesiones de yoga y mucha meditación trascendental debajo de la palmera, decido salir a pasear, llego hasta el puerto y la temperatura y el sol invitan a descalzarse, sumerjo los pies en una fría agua salada, al momento veo un banco de peces diminutos cruzarse veloces, sus lomos plateados intercambian guiños con el sol, me hacen pensar que el mar está lleno de ellos, y que quizá yo fui la sirena que peor cantaba.









 



Comentarios

  1. Caminar o nadar en ese ambiente de desamor no es fácil, nada fácil. El equilibrio energético es imposible si no llevas un enorme trabajo mental a tus espaldas. Cuando equilibras la energía tras un verdadero trabajo de meditación, de equilibrio de chakras (te recomiendo el reiki) es cuando tu cuerpo y tu espíritu encuentran la paz absoluta. Tras el desamor sentimos caminar en un camino vacío. Un cuerpo vacío camina por el angosto camino de la angustia. Pero ante eso tenemos el poder mental, la capacidad de transformación y de convertir lo negativo en positivo.

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  2. cariño, tu juegas con ventaja; estás hecha del mismo material del dios de tronco leñoso de los druidas ;-) ... como me dijiste un día:

    [...] después de esto, solo puede ir a mejor [...]

    ;-)

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