Puertas

Suelen decir que cuando una puerta se cierra a la felicidad, otra se abre. Y yo digo que solemos mirar y recrearnos tanto en la puerta cerrada que no vemos la nueva puerta que se ha abierto.
Somos así.
Está claro que dejar de mirar la puerta cerrada no es nada fácil, a veces incluso no puedes volver a mirar nunca más en otra dirección, hay puertas que marcan a fuego.
Pero pienso que cuando al fin y tras derramar todas las lágrimas que podías derramar, tras haberlas gastado todas, y consigues enfocar mejor, sueles ver la puerta, no importa como sea, da igual que te parezca pequeña, que esté despintada, que esté vieja o rota, tras ella puede estar el más hermoso de los jardines, es cuestión de querer empujarla.
Así que desearos mucho ánimo de lunes, y abrid puertas, intentadlo con todas las ganas, y olvidaos de las puertas que os cierran o cerráis, seguro que están mucho mejor así.















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