Haz la maleta
Aconsejar es algo que no se me da muy bien, pienso que es muy complicado asesorar y hacerlo bien, porque aunque conozcas mucho a esa persona, aunque sepas interpretar lo que calla, y entender los silencios mejor que a las palabras, es sumamente delicado.
Pero cuando ves la infelicidad reflejada en un rostro que conoces de memoria día tras día, empiezas a ser consciente de que vas a tener que hacerlo.
Una primera pregunta en el aire, la más decisiva, la más importante, la que va a conducir el resto de la conversación. Tacto, delicadeza, empatía, pausas entre frases directas, una mano en el brazo, y una mirada que no se desvía.
¿Crees que cambiará?...
Me encantaría decirte que si, que por ti será capaz de hacerlo, me gustaría afirmar que se ha dado cuenta de los tres principales errores que comete, que pierde más que gana y que nunca encontrará a una persona como tú. Pero no puedo mentirte, soy incapaz de mirarte a la cara y decirte todo eso, porque a mi se me nota todo en la mirada, y tú que me conoces mejor que nadie, te darás cuenta a los tres segundos que te estoy diciendo sólo lo que quieres oír.
No, yo no soy así.
Siempre sorprende ver como en estos casos, la persona que reclama consejo, es la que mejor sabe lo que ya no quiere, como va brotando de su interior una verdad tras otra, y no es que no estuviesen antes, sino que a veces necesitas estar delante de un amigo que haga de espejo para ver lo que no eres capaz por ti mismo.
Nos acabamos una botella de vino.
Nos acabamos una caja de kleenex.
Nos acabamos la noche y estrenamos el amanecer.
Nos acabamos las dudas.
Nos acabamos las tonterías.
Nos acabamos los giros de 360º.
No va a caberme todo en un par de maletas, me dice la persona aconsejada.
Una sonrisa que tiene todos los números para convertirse en carcajada empieza a dibujarse en mi rostro, trato de apretar los labios porque siempre me incomoda reírme en momentos que no tienen nada de divertido, pero es que precisamente en esos momentos no te puedes aguantar.
Me miras, levantas un dedo inquisidor que amenaza reprimenda, lo bajas, miras el suelo detenidamente mientras vas levantando la mirada y de repente estalla una carcajada que esconde todo lo reprimido.
Todo lo que no pudo salir.
Todas las ganas.
Todos los miedos.
Toda la vida respirada a pequeños sorbos por el temor de parecer excesiva.
Todo lo que no entienden.
Todo lo que haces pero no sientes.
Compraremos unas maletas bonitas, de esas antiguas que luego puedes utilizar como elemento decorativo, maletas que te encantará llenar de cosas que colocarás en un lugar nuevo, en un lugar que te ayudará a curar heridas, en un lugar que formará parte de tu nuevo capítulo.
Tras un largo abrazo y una sonrisa, una pregunta pone el broche final al consejo, un tímido ¿Volveré a confiar de nuevo? llena toda la estancia de un color ocre con destellos dorados, una nube espesa en el techo, y el olor del café recién hecho de la casa de al lado.
Por respuesta una sonrisa segura, un guiño de ojos y un rotundo vamos a por esas maletas.
Pero cuando ves la infelicidad reflejada en un rostro que conoces de memoria día tras día, empiezas a ser consciente de que vas a tener que hacerlo.
Una primera pregunta en el aire, la más decisiva, la más importante, la que va a conducir el resto de la conversación. Tacto, delicadeza, empatía, pausas entre frases directas, una mano en el brazo, y una mirada que no se desvía.
¿Crees que cambiará?...
Me encantaría decirte que si, que por ti será capaz de hacerlo, me gustaría afirmar que se ha dado cuenta de los tres principales errores que comete, que pierde más que gana y que nunca encontrará a una persona como tú. Pero no puedo mentirte, soy incapaz de mirarte a la cara y decirte todo eso, porque a mi se me nota todo en la mirada, y tú que me conoces mejor que nadie, te darás cuenta a los tres segundos que te estoy diciendo sólo lo que quieres oír.
No, yo no soy así.
Siempre sorprende ver como en estos casos, la persona que reclama consejo, es la que mejor sabe lo que ya no quiere, como va brotando de su interior una verdad tras otra, y no es que no estuviesen antes, sino que a veces necesitas estar delante de un amigo que haga de espejo para ver lo que no eres capaz por ti mismo.
Nos acabamos una botella de vino.
Nos acabamos una caja de kleenex.
Nos acabamos la noche y estrenamos el amanecer.
Nos acabamos las dudas.
Nos acabamos las tonterías.
Nos acabamos los giros de 360º.
No va a caberme todo en un par de maletas, me dice la persona aconsejada.
Una sonrisa que tiene todos los números para convertirse en carcajada empieza a dibujarse en mi rostro, trato de apretar los labios porque siempre me incomoda reírme en momentos que no tienen nada de divertido, pero es que precisamente en esos momentos no te puedes aguantar.
Me miras, levantas un dedo inquisidor que amenaza reprimenda, lo bajas, miras el suelo detenidamente mientras vas levantando la mirada y de repente estalla una carcajada que esconde todo lo reprimido.
Todo lo que no pudo salir.
Todas las ganas.
Todos los miedos.
Toda la vida respirada a pequeños sorbos por el temor de parecer excesiva.
Todo lo que no entienden.
Todo lo que haces pero no sientes.
Compraremos unas maletas bonitas, de esas antiguas que luego puedes utilizar como elemento decorativo, maletas que te encantará llenar de cosas que colocarás en un lugar nuevo, en un lugar que te ayudará a curar heridas, en un lugar que formará parte de tu nuevo capítulo.
Tras un largo abrazo y una sonrisa, una pregunta pone el broche final al consejo, un tímido ¿Volveré a confiar de nuevo? llena toda la estancia de un color ocre con destellos dorados, una nube espesa en el techo, y el olor del café recién hecho de la casa de al lado.
Por respuesta una sonrisa segura, un guiño de ojos y un rotundo vamos a por esas maletas.
lo he ido leyendo a trozos, el día está para echar a correr jajaja, vigila tus propuestas capitana que ahora mismo,soy vulnerable y puede que termine haciéndote caso... que soy un saltimbanqui de la vida y no es precisamente una cualidad :D buenos días colegui ;-)
ResponderEliminarYa somos dos!!
EliminarEmpezar en un sitio nuevo es un empezar mejor ;)