Mariposas
Una de las mejores cosas de este mundo es sentirlas revolotear alrededor del ombligo, sentir sus pellizcos cuando menos lo esperas, su vuelo, cómplice de una cabecita que no deja de pensar, que no puede apartar unos ojos, una sonrisa y las ganas de más.
Cuando lo imposible viene a visitarte.
Cuando las heridas se empiezan a curar.
Cuando el corazón despierta de un largo invierno.
Cuando uno mira y lo sabe.
Cuando siempre estuvo ahí pero jamás miraste en esa dirección.
Conocer muchas cosas, saber gustos, hablar el mismo idioma y comulgar con las mismas ideas locas, entusiasmarse a la vez, vivir entre cómodos silencios que genera la confianza del que se conoce de siempre, y muy bien.
Pero, ignorar el sabor de los besos, la delicadeza de unas caricias, el hogar que crea un largo abrazo, una cabeza apoyada contra un hombro, el olor de una piel aun no grabada en la memoria celular, el tacto de una mano, los dedos enredados en el pelo, la pasión contenida, el tiempo desperdiciado.
Cuando lo mejor estaba ahí.
Cuando supo aguardar su momento.
Cuando siempre deseó que te fuera bien.
Cuando todo suma.
Cuando uno pronuncia un "Te quiero".
Despertar con los latidos de un corazón que se durmió al compás de las idas y venidas de unas locas mariposas, morderse el labio y suspirar, mirar el teléfono antes de bajar de la cama, sonreír porque a alguien le sucedió exactamente lo mismo, cuando una simple frase te alegra la mañana, cuando empiezas a darte cuenta de que aquello es lo que siempre quisiste, cuando las mariposas se visten de gala para anunciarte que todo está cambiando, cuando disfrutas de ello, cuando todo parece tener sentido, cuando lo fácil resulta más fácil, cuando lo que vale es sacar la primera sonrisa del día y regalar la última.
Mil palabras agolpándose en el cristal de la retina, nerviosas, ansiosas, inquietas, enamoradas.
Y un firme propósito, no callar lo que se siente y cruzar los dedos para que eso sea recíproco.
Lamentar no haberlo hecho antes, mirarte y no verte, olvidar que estabas ahí, esperando paciente bajo una lluvia intensa, sin protestar, sin rendirte, sabiendo que lo que es para uno siempre acaba volviendo, tú lo sabías y yo no lo veía. Curiosa perspectiva la del tiempo, curioso enfoque y divino matiz.
Confesar que quiero un camino contigo, que seré la mejor versión de mi misma porque tú lo vales, darte lo que nunca di, y ayudarte a crecer, abrazarte por las noches y besar tus mañanas, mandarte mensajes inesperados que te provoquen sonrisas y rubor, saltar a tus brazos cuando te vea llegar, amar tierras extrañas porque tú estés en ellas, alargar las jornadas entre verde y azul, buscarnos cómplices a lo largo de ellas, desear llegar a casa, acabar los días de invierno con mis pies en tu espalda y hacer que los de verano no tengan fin.
Alegrarme por todo lo bueno que te suceda, sentirme parte de tus éxitos y ser ese hombro amigo cuando no vaya tan bien.
Y sobre todo las cosas prometo caminar a tu lado, y ser la otra naranja de esta hermosa cesta.
Cuando lo imposible viene a visitarte.
Cuando las heridas se empiezan a curar.
Cuando el corazón despierta de un largo invierno.
Cuando uno mira y lo sabe.
Cuando siempre estuvo ahí pero jamás miraste en esa dirección.
Conocer muchas cosas, saber gustos, hablar el mismo idioma y comulgar con las mismas ideas locas, entusiasmarse a la vez, vivir entre cómodos silencios que genera la confianza del que se conoce de siempre, y muy bien.
Pero, ignorar el sabor de los besos, la delicadeza de unas caricias, el hogar que crea un largo abrazo, una cabeza apoyada contra un hombro, el olor de una piel aun no grabada en la memoria celular, el tacto de una mano, los dedos enredados en el pelo, la pasión contenida, el tiempo desperdiciado.
Cuando lo mejor estaba ahí.
Cuando supo aguardar su momento.
Cuando siempre deseó que te fuera bien.
Cuando todo suma.
Cuando uno pronuncia un "Te quiero".
Despertar con los latidos de un corazón que se durmió al compás de las idas y venidas de unas locas mariposas, morderse el labio y suspirar, mirar el teléfono antes de bajar de la cama, sonreír porque a alguien le sucedió exactamente lo mismo, cuando una simple frase te alegra la mañana, cuando empiezas a darte cuenta de que aquello es lo que siempre quisiste, cuando las mariposas se visten de gala para anunciarte que todo está cambiando, cuando disfrutas de ello, cuando todo parece tener sentido, cuando lo fácil resulta más fácil, cuando lo que vale es sacar la primera sonrisa del día y regalar la última.
Mil palabras agolpándose en el cristal de la retina, nerviosas, ansiosas, inquietas, enamoradas.
Y un firme propósito, no callar lo que se siente y cruzar los dedos para que eso sea recíproco.
Lamentar no haberlo hecho antes, mirarte y no verte, olvidar que estabas ahí, esperando paciente bajo una lluvia intensa, sin protestar, sin rendirte, sabiendo que lo que es para uno siempre acaba volviendo, tú lo sabías y yo no lo veía. Curiosa perspectiva la del tiempo, curioso enfoque y divino matiz.
Confesar que quiero un camino contigo, que seré la mejor versión de mi misma porque tú lo vales, darte lo que nunca di, y ayudarte a crecer, abrazarte por las noches y besar tus mañanas, mandarte mensajes inesperados que te provoquen sonrisas y rubor, saltar a tus brazos cuando te vea llegar, amar tierras extrañas porque tú estés en ellas, alargar las jornadas entre verde y azul, buscarnos cómplices a lo largo de ellas, desear llegar a casa, acabar los días de invierno con mis pies en tu espalda y hacer que los de verano no tengan fin.
Alegrarme por todo lo bueno que te suceda, sentirme parte de tus éxitos y ser ese hombro amigo cuando no vaya tan bien.
Y sobre todo las cosas prometo caminar a tu lado, y ser la otra naranja de esta hermosa cesta.
Angels... que bonito! creer en ti no es una opción, mas bien es una necesidad y buen augurio; porque nunca se es lo suficientemente afortunado para encontrarse con personas como tu dos veces, por eso hay que guardarlas con mimo y cuidado, porque la suerte no es gratis...se mide en gotas y cuenta la leyenda que te gusta el mar. Cuando escribes y haces cosas uno siempre se puede esperar coloridos silogismos que retratan las curvas de felicidad marcadas en tu rostro, me rindo y quedo en evidencia, porque ni toda esta admiración junta podría crecer tan alto como tu... y ahora ya no estoy hablando solo de esta redacción, porque tu y yo nos conocemos, nos sabemos y nos leemos...espero por muchos años más querida amiga y compañera de letras.
ResponderEliminarTú si que eres grande! Muchísimas gracias por tus bellas palabras, hay trenes que no vuelven a pasar, y hay estaciones que no están preparadas para ellos. La vida sigue, y lo hace mejor, más bella, más tranquila, más serena, y en paz. Chin chin compi de letras. ;)
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