Aguardando el regreso de los estorninos
La gran aventura de vivir una vida con todas las ventanas abiertas, el enriquecimiento que eso supone, la escasez de prejuicios ridículos que imponen los de la doble moral.
Nunca he entendido a la gente que juzga.
Nunca he entendido la falta de respeto.
Nunca he entendido ciertos pecados capitales.
El vive y deja vivir, la alegría sincera por las cosas buenas que les pasen a los demás, querer la felicidad de una persona por encima de que contigo no lo fuera, ser generoso cuando alguien te necesita de verdad, regalar sonrisas, regalar afecto, regalar cariño, porqué no te cuesta nada y porqué eso cambia mucho, eso mejora todo lo que toca.
Es sencillo, ¿Por qué complicarlo todo?.
Me gusta la luz de las primeras horas, me gusta el primer sorbo del primer café, me gusta el primer mensaje del día que viene cargado de cariño y amor, me gusta que a ti te guste escribírmelo , me gusta pensar en algún plan que pueda sorprenderte, en alguna receta que preparar, y en algún vino especial que probar.
Me gusta la ilusión que se lleva escrita en la cara, me gusta que la gente sea valiente, me gusta asumir riesgos si de querer se trata.
Me gusta pensar que lo intentamos con todas nuestras fuerzas y me gusta un poco menos que tú no puedas aceptar, perdonar y seguir.
Me gusta tu forma de caminar, y esa forma de deslizar los pies como si estuvieses permanentemente patinando.
Me gustan muchas cosas de ti, deberías saberlo, deberías creerlo.
Mi vida sigue, como siempre, como de costumbre, un eterno levantarse y seguir, a veces con más cansancio, a veces con menos ganas, pero siempre hacia delante.
Cuando las expectativas fueron demasiado altas.
Cuando no se está preparado.
Cuando las cosas quedan demasiado grandes.
Cuando la niebla engulle todo lo demás.
Me gusta que sea viernes, me recoge y envuelve en su manto de calidez y confort, la tarde se asoma entre libros que acaban y otros que empiezan, los paseos entre árboles y los dedos que acarician rugosas cortezas, el aire que te obliga a respirar de verdad, los suspiros que se mezclan con los cielos de azafrán que acuden puntuales a la llamada de la noche.
Miradas reconciliadas con la verdad, labios que esbozan sonrisas que contienen todas las ganas, y manos fuertes que trabajan duro para conseguir vivir sin sentirse superviviente.
Norah me espera en casa con su dulce y efectivo "Come away with me", es una canción que amansa a la más salvaje de las fieras, que mece y acuna, es una canción que te reconcilia con esa parte oscura que sale de vez en cuando a pasear.
Y podrías estar aquí, pero no estás, porque nada de mi fue lo suficiente importante para ti, porque nada de mi sirvió para que a ti y a tu perpetua edad de hielo le llegara una prometedora primavera. Nada.
Me pregunto a donde irán los estorninos cuando no vuelan sobre mi, qué aventuras deben estar viviendo, y la de tejados nuevos que sobrevolar y explorar.
Les echo de menos, ellos forman parte de mis tardes melancólicas y sin sus menudos cuerpos llenando un cielo de guiños negros, esto no es lo mismo.
No importa, aguardaré su regreso con vino y sabia espera, es lo que tiene la madurez, que te enseña a esperar mucho mejor.
Nunca he entendido a la gente que juzga.
Nunca he entendido la falta de respeto.
Nunca he entendido ciertos pecados capitales.
El vive y deja vivir, la alegría sincera por las cosas buenas que les pasen a los demás, querer la felicidad de una persona por encima de que contigo no lo fuera, ser generoso cuando alguien te necesita de verdad, regalar sonrisas, regalar afecto, regalar cariño, porqué no te cuesta nada y porqué eso cambia mucho, eso mejora todo lo que toca.
Es sencillo, ¿Por qué complicarlo todo?.
Me gusta la luz de las primeras horas, me gusta el primer sorbo del primer café, me gusta el primer mensaje del día que viene cargado de cariño y amor, me gusta que a ti te guste escribírmelo , me gusta pensar en algún plan que pueda sorprenderte, en alguna receta que preparar, y en algún vino especial que probar.
Me gusta la ilusión que se lleva escrita en la cara, me gusta que la gente sea valiente, me gusta asumir riesgos si de querer se trata.
Me gusta pensar que lo intentamos con todas nuestras fuerzas y me gusta un poco menos que tú no puedas aceptar, perdonar y seguir.
Me gusta tu forma de caminar, y esa forma de deslizar los pies como si estuvieses permanentemente patinando.
Me gustan muchas cosas de ti, deberías saberlo, deberías creerlo.
Mi vida sigue, como siempre, como de costumbre, un eterno levantarse y seguir, a veces con más cansancio, a veces con menos ganas, pero siempre hacia delante.
Cuando las expectativas fueron demasiado altas.
Cuando no se está preparado.
Cuando las cosas quedan demasiado grandes.
Cuando la niebla engulle todo lo demás.
Miradas reconciliadas con la verdad, labios que esbozan sonrisas que contienen todas las ganas, y manos fuertes que trabajan duro para conseguir vivir sin sentirse superviviente.
Norah me espera en casa con su dulce y efectivo "Come away with me", es una canción que amansa a la más salvaje de las fieras, que mece y acuna, es una canción que te reconcilia con esa parte oscura que sale de vez en cuando a pasear.
Y podrías estar aquí, pero no estás, porque nada de mi fue lo suficiente importante para ti, porque nada de mi sirvió para que a ti y a tu perpetua edad de hielo le llegara una prometedora primavera. Nada.
Me pregunto a donde irán los estorninos cuando no vuelan sobre mi, qué aventuras deben estar viviendo, y la de tejados nuevos que sobrevolar y explorar.
Les echo de menos, ellos forman parte de mis tardes melancólicas y sin sus menudos cuerpos llenando un cielo de guiños negros, esto no es lo mismo.
No importa, aguardaré su regreso con vino y sabia espera, es lo que tiene la madurez, que te enseña a esperar mucho mejor.
Comentarios
Publicar un comentario