Antes de que llegues

Hace tanto tiempo que deseaba sentir la emoción y el cosquilleo de los días que empiezan y acaban en ti que no me creo que hoy por fin vaya a suceder.
Me sorprendo a mi mismo pellizcándome de vez en cuando para que mi cara vuelva a ser la de una persona normal que está aparentemente concentrada, no puedo, no dejo de pensar que en unas horas te tendré a mi lado, que te asomarás a esa ventana mientras yo admiro cada una de tus curvas, maldita sea, soy un tipo afortunado.


Repaso mentalmente la lista de cosas que tienen que estar, visualizo la escena y me concentro en parte del decorado, dudo entre algunos colores, me pregunto si no será demasiado encender incienso con la de decenas de velas perfumadas que iré repartiendo por toda la casa.
El vino está comprado, el pescado también, el mousse de chocolate lo haré un par de horas antes de que llegues, me he hecho con una impresionante  colección de soul, tenemos canciones para cada momento de la noche, para el momento llegada escogeré una que sea tranquila y de confianza para que tu te sientas cómoda y relajada, para la segunda copa de vino tengo una que genera buen humor y entusiasmo, para el momento siéntate que yo sirvo la cena, tengo una que te hace ver que soy el hombre de tu vida  y ya para el postre reservo las sexys, esas que dicen, soy tu hombre pequeña, mírame.
Que nervioso estoy, la última vez que estuve así fue en una final de Champions, de esas de matar o morir, de esas en las que no sabes si saltar por la ventana o ir a por un fusil.
Concentración me repito como un mantra una y otra vez, concéntrate, concéntrate, concéntrate.


¡¡¡Flores!!! Mierda, tengo que ir a por tulipanes, y espero que sea temporada, o que alguien tenga una maceta de ellos en mi edificio, puedo también preguntarle al conserje, él es lo más parecido a McGyver que hay, la de veces que hemos solucionado percances con alambre y destornillador.

 
Miro la hora, madre mía ya no queda nada, y ahora no se si ducharme antes de hacer el postre o mejor después, igual si te recibo con aroma de chocolate gano puntos de hombre perfecto para ti que sabe lo que te gusta mejor que nadie y con el que debes ya quedarte a vivir sin pensarte las cosas tanto porque hay que ver lo que nos llegamos a complicar la vida, respiro.......estoy muy nervioso!!!

Momento que me pongo, vale, esto lo domino, soy un tío con clase, rápido en su hacer, si, esto lo controlo perfectamente. Tras más de media hora delante del espejo, no me decido entre la camisa azul y la blanca, la elección del pantalón la tenía ya tomada desde ayer, pero la camisa ya es otra cosa, a ver, blanca es como muy previsible, no se, como muy de he abierto el armario y me he puesto lo primero que he encontrado, no, no, mejor la azul.

Todo listo, velas encendidas, vino a temperatura perfecta, pescado listo, mesa puesta, flores de plástico que espero que no veas, aunque dan el pego, vaya que si lo dan, canción rompehielos preparada, postre de chocolate comprado en la panadería de abajo porque no tenía ni mantequilla ni molde. Me sirvo una copa mientras espero impacientemente a que el timbre suene, sonrío pero estoy histérico.
Suena el teléfono, oh no, mi madre.


-¿Has cenado ya hijo?, pregunta protectora.
-No mamá hoy cenaré más tarde.
-No es bueno cenar tan tarde hijo, luego la digestión no se hace bien y ya sabes que tienes gases e insomnio.
-Bueno, no te preocupes por eso, mamá, tengo que dejarte, estoy cocinando.
-¿Estás cocinando?, pregunta incrédula y asombrada.
-Si, ya ves, algún día tenía que empezar.
-O sea que viene una chica a cenar, afirma sin albergar duda posible.
En ese momento me pregunto si tiene súper poderes, o si hay una cámara instalada en mi casa de la que yo no soy consciente.
-Mamá, algo así, tengo que dejarte, mañana te llamo.
-¿Como que algo así, o viene una chica o no a cenar?, claro que si eres gay también puedes decírmelo, ya sabes que yo soy una madre moderna y que no me escandalizo por nada, haz memoria de cuando tu hermana se hizo aquel horrible tatuaje en el culo, yo no dije nada.
-Mamá, no, no soy gay, y si, viene una chica a cenar, y si, si que te escandalizaste con ese tatuaje, tuvimos que llevarte al hospital porque decías que te daba un infarto.
-Exageras, me dice ofendida.
-Esto, mmm , mamá de verdad que tengo que dejarte, mañana te llamo, un beso.
Cuelgo y miro la hora, menos de diez minutos, uf, ahora si que estoy nervioso, y encima tengo que cepillarme los dientes y poner la música.
Ya está, aguardo el momento timbre con impaciencia y nervios, me gusta pensar que en breves instantes estarás aquí, mirándome como si yo fuera lo más bonito, hablándome con esa dulzura tuya que me provoca calambres en el estómago (mi madre diría que son gases pero yo prefiero pensar que es amor), me gustas una barbaridad, creo que ni te lo imaginas porque yo soy un poco soso y como me pones nervioso, siempre callo todo lo que tengo ganas de decir. Pero hoy todo saldrá bien, porque voy a declararme como un perfecto caballero, voy a pedirte que seas oficialmente mi novia, corro el riesgo de que te partas de risa lo se, pero incluso eso me parece hoy perfecto.
Suena el timbre, ya estás aquí.
Tu sonrisa al otro lado de la puerta, el mando a distancia escondido tras mi espalda, el dedo que al final encuentra la tecla, y Barry empieza a cantar.














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